sábado, 16 de febrero de 2013

Comentario del capítulo n° 1 del "Manual de Inteligencia Emocional", de Jhon D. Mayer y Peter Salovey.


http://image.casadellibro.com/libros/0/manual-de-inteligencia-emocional-9788436821246.jpg
 Resumen

En esta oportunidad me permitiré comentar el capítulo número 1 sobre "¿Qué es inteligencia emocional?" de los autores Jhon D. Mayer y Peter Salovey, inserto en el "Manual de Inteligencia Emocional". Este capítulo nos lleva a reflexionar, comprender y dar respuestas a la pregunta inicial y para ello los autores buscan detenerse en los conceptos de inteligencia y emoción a través del tiempo, para luego dar una definición a lo que sería la inteligencia emocional (IE). 

Para los autores es necesario recalcar que no todo lo que conecta cognición con emoción debiera tratarse de inteligencia emocional. También el texto hace hincapié en la necesidad de identificar una inteligencia dentro de la psicología y para ello es necesario definirla, medirla, diferenciarla y que esta predice algún criterio real. Los autores plantean que salvo algunas excepciones, en el siglo pasado se ha confiado en el enfoque correlacional para identificar inteligencias, dentro de esto se reconoce que la inteligencia parece dividirse en dos o tres subgrupos, es decir, inteligencia verbal proposicional, inteligencia espacial e inteligencia social, siendo esta última cuestionada ya que no se reconoce como inteligencia en si, sino como correlacional de las otras dos anteriormente mencionadas, es aquí que los autores plantean que en vez de social debiera llamarse "emocional", ya que esta combina un grupo de destrezas que las diferencian de las otras inteligencias, no dejando de lado su correlación con estas inteligencias. 

Luego de esta definición, los autores plantean la importancia de diferenciarla de los rasgos de personalidad y de los talentos, ya que si bien estas pueden estar presentes en una acción, como por ejemplo: la bondad en las relaciones humanas, es cierto que estas pueden estar compuestas de rasgos como la sociabilidad, pero también podrían existir habilidades verdaderas, como el conocimiento sobre lo que la otra persona siente (empatía) y esto implica un pensamiento apreciable o destreza mental, es decir, se está utilizando una inteligencia. 

Posteriormente, los autores plantean la necesidad de relacionar la inteligencia con la emoción, si bien reconocen que existe una creencia de incompatibilidad, esta no necesariamente siempre es así, ya que en muchos casos las reacciones emocionales extremas promueven la inteligencia cuando permiten interrumpir un proceso ascendente de inadaptación y dirigir la mirada a lo realmente importante, es decir, las emociones priorizan la cognición, entregando con ello más contribuciones que factores perturbadores. 
Además, los autores plantean una definición revisada de los que es inteligencia emocional, la que implica cuatro grandes habilidades que van desde lo más básico a lo más complejo o elevado, es decir, una inteligencia emocional que presenta percibir y valorar con exactitud la emoción, como también acceder y/o generar sentimientos que faciliten el pensamiento, además de la habilidad para comprender y conocer la emoción y por último, la habilidad para regular conscientemente las emociones, lo que implica promover el crecimiento emocional e intelectual. 

Finalmente, Mayer y Saloney reconocen que la evaluación de la inteligencia emocional es aún prematura, pero esta podría dar respuesta a algunos aspectos que la inteligencia general no puede dar. En lo referente a la aplicación de la inteligencia emocional en las escuelas y en otros contextos se plantea que esta por un lado se puede ampliar a través de la educación y comienza con adecuada interacción familiar, es decir, entre padres e hijos, por consiguiente, se señala la necesidad que las unidades educativas incorporen la inteligencia emocional en sus programas educativos. 

Comentarios o conclusiones 

- Que la IE (Inteligencia Emocional) implica ir desarrollándola desde los procesos psicológicos más básicos a los más complejos, es decir, desde la percepción, valoración y expresión de la emoción, para pasar a una segunda etapa que sería la habilidad para acceder y/o generar sentimientos cuando éstos facilitan pensamiento. Luego de esto se deberá buscar la comprensión y el análisis de las emociones, para terminar en la regulación reflexiva de las emociones, lo que permitirá promover el crecimiento emocional e intelectual.
- Que la IE es adecuada en un contexto democrático, ya que esta permite alentar o estimular procesos de investigación personal que pueden ocurrir en el contexto de la propia persona, sean estas características políticas, étnicas, religiosas o de otra índole. 
 - Que la IE puede dar respuesta a otros factores que inciden en el éxito académico o status ocupacional que van más allá de la inteligencia general.
 - Que se reconozca y se tome conciencia que las habilidades emocionales comienzan en el seno familiar, más aún si estas se ven fortalecidas con adecuada interacción entre padres e hijos. 
 - La necesidad de incluir en los programas educativos la IE y que esta sea una aplicación consciente y de proceso. 
 - Que aún no se esta estudiando sistemáticamente por investigadores y que no está incluida en el currículo escolar. 


Bibliografía 

1.- Mestre Navas, J. M. y Fernández Berrocal, P. (Coordinadores) (2007). Manual de Inteligencia Emocional. Ediciones Pirámide, Madrid (España). 


Por: Miguel Pacheco Córdova, Orientador Educacional, Vocacional y Laboral, PUCV.

2 comentarios:

  1. Muy bueno el blog. Además, las referencias bibliográficas son un importante soporte. También, las experiencias personales que se tienen ayudan a retroalimentar la percepción que se tienen en este caso, sobre la inteligencia emocional.

    ResponderEliminar
  2. Muchas Gracias por tus comentarios Elías, ayudan a motivar y a seguir en este proyecto.

    ResponderEliminar