Durante esta semana La
Gaveta del Orientador, tuvo la oportunidad de conocer el documento sobre
los lineamientos de la VI Consulta Nacional "Mi Opinión Cuenta", del
Servicio Nacional de Menores de Chile (SENAME), donde se explican los motivos y
objetivos de esta interesante iniciativa. Más allá de esto, La Gaveta
del Orientador, considera pertinente
detenerse en dos cuadros resúmenes, que primeramente permiten validar la
necesidad de consultarles a los niños y adolescentes sobre los derechos más y
menos respetados en el país. Situación que generalmente, entiéndase
consultas o políticas, son llevadas adelante por los adultos que no siempre
consideran realmente las necesidades e inquietudes de los niños y jóvenes.
Tanto niños como jóvenes han considerado como derechos relevantes en estos últimos años el derecho a Vivir en Familia, una motivación más para que las políticas del Estado y no necesariamente gubernamentales, propicien un fortalecimiento en este aspecto, ya que hoy día a través de diferentes leyes, solo se han ido debilitado los pilares de la familia. Nuestros niños y jóvenes, independiente de su origen (étnica, social, cultural) merecen una familia empoderada y con espacios reales de convivencia, donde los tiempos y los recursos estén condicionados a compartir de las necesidades de los integrantes, especialmente de niños y jóvenes (derecho a jugar) y no como ocurre hoy, a dar respuestas al consumismo e intereses individualistas, donde la tecnología en vez de acercarnos nos aleja o limita.
Mientras que en el recuadro de los derechos menos respetados, definitivamente nos debería llevar a reflexionar urgentemente, que no estamos apuntando a lo medular como sociedad, ya que derechos como ser escuchados, respetados son el fiel reflejo que más allá de las políticas y las buenas intenciones, nuestros niños y jóvenes se sienten incomunicados, en el siglo de las comunicaciones, una contradicción vital, ya que, siendo hoy día, los "homos digitales", al parecer carecemos de las competencias esenciales para comunicarnos con nuestros hijos, sobrinos, nietos, alumnos, vecinos, es decir, con las personas. No es menor que ellos(as), consideren relevante el respeto al medio ambiente, quizás descartando el pensamiento que los niños y principalmente los jóvenes, sean seres egoístas que solo se preocupan de sus propios intereses, situación que lleva a dos últimas reflexiones, por un lado, ¿somos los adultos los responsables de este tipo de crianza y por ende estos resultados? o definitivamente, esta supuesta preocupación no es nada más que acto de sobrevivencia.
Por último, estos y otros resultados nos debiera mantener pre-ocupados, ya que tanto niños como jóvenes no son el futuro, sino el presente, uno cada vez más inmediato. Las instancias como estás son un pequeño paso, a veces, entre tanta niebla, pero que nos recuerda e invita a que todos debemos hacernos parte de propiciar y fortalecer derechos, en la hora del desayuno, en el transporte público, en la sala de clases, en una plaza, en todo momento.
Tanto niños como jóvenes han considerado como derechos relevantes en estos últimos años el derecho a Vivir en Familia, una motivación más para que las políticas del Estado y no necesariamente gubernamentales, propicien un fortalecimiento en este aspecto, ya que hoy día a través de diferentes leyes, solo se han ido debilitado los pilares de la familia. Nuestros niños y jóvenes, independiente de su origen (étnica, social, cultural) merecen una familia empoderada y con espacios reales de convivencia, donde los tiempos y los recursos estén condicionados a compartir de las necesidades de los integrantes, especialmente de niños y jóvenes (derecho a jugar) y no como ocurre hoy, a dar respuestas al consumismo e intereses individualistas, donde la tecnología en vez de acercarnos nos aleja o limita.
Mientras que en el recuadro de los derechos menos respetados, definitivamente nos debería llevar a reflexionar urgentemente, que no estamos apuntando a lo medular como sociedad, ya que derechos como ser escuchados, respetados son el fiel reflejo que más allá de las políticas y las buenas intenciones, nuestros niños y jóvenes se sienten incomunicados, en el siglo de las comunicaciones, una contradicción vital, ya que, siendo hoy día, los "homos digitales", al parecer carecemos de las competencias esenciales para comunicarnos con nuestros hijos, sobrinos, nietos, alumnos, vecinos, es decir, con las personas. No es menor que ellos(as), consideren relevante el respeto al medio ambiente, quizás descartando el pensamiento que los niños y principalmente los jóvenes, sean seres egoístas que solo se preocupan de sus propios intereses, situación que lleva a dos últimas reflexiones, por un lado, ¿somos los adultos los responsables de este tipo de crianza y por ende estos resultados? o definitivamente, esta supuesta preocupación no es nada más que acto de sobrevivencia.
Por último, estos y otros resultados nos debiera mantener pre-ocupados, ya que tanto niños como jóvenes no son el futuro, sino el presente, uno cada vez más inmediato. Las instancias como estás son un pequeño paso, a veces, entre tanta niebla, pero que nos recuerda e invita a que todos debemos hacernos parte de propiciar y fortalecer derechos, en la hora del desayuno, en el transporte público, en la sala de clases, en una plaza, en todo momento.